domingo, 19 de febrero de 2012

¿QUÉ MENTIRAS TE HAS CREÍDO?


“HABIA UNA VEZ… una bella princesita. Ella nació en una tierra obscura y llena de guerras. Debido a las guerras, su papá y sus hermanos mayores pasaban muy poco tiempo en el castillo. Un poder maligno había dominado el reino. El poder de “EL MAGO”. El poder oscuro del mago hacía que el cielo estuviera siempre nublado, escondiendo todo con frío y terror. No había sol radiante, aún las noches eran oscuras porque las nubes escondían la luz de la luna.
Una noche, bajo esa oscuridad, un bando de gnomos subieron silenciosamente desde las profundidades de las catacumbas bajo el castillo, hasta la recamara de la princesa. Ella se despertó al sentir la presencia de un montón de cuerpos pequeños convertidos en ratones sobre su cama. Aunque abrió su boca para gritar ningún sonido salió. Su cuerpo parecía estar congelado de terror. –“¿Te comieron la lengua los ratones?” La molestaba uno de los gnomos y los demás se burlaban. Tomando su forma de gnomos le decían: “No nos puedes traicionar, porque eres Gnomo como nosotros; una niña que cambiamos cuando la verdadera princesa era bebé. Por tanto, debes agradecernos lo que hemos hecho por ti y recordar de donde viniste”. –“¡Mira cómo ha crecido mi bebita! Dijo una.
Finalmente, la princesa pudo gritar y corrió al cuarto de su madre. Los guardias fueron enviados enseguida pero no encontraron ni rastro de los gnomos invasores.
“Tuviste una pesadilla nada más” dijo la reina, consolando a su hija y abrazándola fuertemente.
A la mañana siguiente, la princesa miró al espejo como todos los días para cepillar su cabello y se dio cuenta que nunca antes había percibido que su nariz era tan grande. De hecho cuanto más se miraba en el espejo, más se le parecía a la nariz de un gnomo. Y sus ojos, ¡qué feos eran! Pensaba ella.
Cayó al suelo, llorando angustiada, pues sabía entonces que las palabras de los gnomos eran verdaderas y no había sido un sueño. Todo ese día se la pasó encerrada en su cuarto llorando sin querer ver a nadie. Al oscurecer, se durmió exhausta y deprimida, pero nuevamente los gnomos llegaron y la despertaron de una manera grotesca. –“Eres una de nosotros” –“Llama otra vez a los guardias y contaremos a todos en el castillo sobre lo que eres en realidad!”.
Cada noche la princesa soportaba su asedio. Los gnomos venían a burlarse de ella. Regularmente sacaban el espejo que la princesa escondía porque no soportaba mirarse. Obligaban a la princesa a mirarse delante del espejo y se gozaban en enseñarle cada aspecto de su físico que se parecía a los gnomos. Ella gritaba: -“ ¡Paren, paren!” Cubriéndose el rostro con las manos.
Ellos sabían algo que la princesa no sabía: La imagen que ella veía no era la verdadera. En su primera visita, antes de que ella despertara, los gnomos habían realizado un hechizo sobre el espejo para que reflejara la imagen tan horrible que ella veía. Así ella creía todas las mentiras que los gnomos le decían.
Como ya estaba por cumplir 15 años, se había programado un banquete y a pesar de los ruegos de la princesa para que se cancelara todo, la reina no quería escuchar sus ruegos.
-  ¿Cómo puedes tratarme con tanta crueldad? Decía la princesita a su mamá.
- ¿Por qué me dices eso hija?
– Para mí es insoportable moverme entre las personas sabiendo que me tienen lástima o se burlan a mis espaldas.
-¿Por qué alguien habría de hacer eso hija?
- ¡Porque soy fea!
-“Qué tontería” dijo la reina, “¡Eres preciosa! Le decía tomando su carita entre sus manos.
En aquel momento la princesa pensó que su madre tenía que estar ciega debido a su amor.
Mientras tanto, llegó una maravillosa noticia: Se anunciaba la victoria del ejército del Rey sobre el malvado mago. Todavía no terminaba de dar el anuncio el vocero del Rey, cuando el cielo, que había quedado cubierto durante años por las nubes, empezó a aclararse. Por primera vez en años, el sol empezó a brillar con toda su luz gloriosa. Desde la ventana de su cuarto la princesa miraba todo esto maravillada. Ante sus ojos, un rayo de luz brillaba como el oro, y ella se movía por todo el cuarto bailando de alegría. Mientras se movía, se vio de reojo en el espejo, y cuando se percató de lo que vio, perdió la respiración: Su rostro ya no era más como de un gnomo sino su verdadera apariencia, conocida y a la vez nueva. Lágrimas de felicidad y risas rompieron desde su pecho mientras miraba su bello rostro en el espejo.-“¡Había estado hechizada! “gritaba. –“¡Los gnomos hechizaron mi espejo, pero ahora sé la verdad! ¡TODO LO QUE DIJERON ERAN PURAS MENTIRAS!
Aquella noche, la princesita soportó intencionalmente la visita acostumbrada de los gnomos sin decirles nada sobre su descubrimiento. Cuando ya se acercaba el amanecer, ella les rogó que se fueran, porque ella sabía que ellos hacían todo al revés para molestarla.
-¿Irnos?... ¿Irnos? ¡Tú quieres que nos vayamos?
- Váyanse por favor!
Mientras se acercaba a la ventana cerrada, los gnomos se acercaban a ella burlándose y volteándose fingiendo esconder su rostro contra la ventana. La princesa rápidamente abrió la ventana y los rayos del sol inundaron su cuarto. Con gritos de terror ellos cayeron al suelo y se fueron encogiendo entre gritos y gemidos. La princesa se tapaba los oídos para no oír. Los gnomos se fueron convirtiendo en hojas secas. Las hojas, alcanzadas por el viento, empezaron a bailar en el aire. De repente, empezaron a brillar y relucir en el sol. Para sorpresa de la princesa, se transformaron en hadas delicadas  bellas con alas brillantes. Con mucha emoción cantaban como campanas de cristal y decían: - ¡Gracias! ¡Gracias! Nos has liberado del hechizo del mago. ¡Perdónanos Princesa! En nuestro estado cruel, esparcimos miseria por donde fuimos. Perdónanos porque habíamos olvidado nuestra naturaleza verdadera!
Salieron por la ventana abierta mientras la Princesita feliz, empezaba a disfrutar su nueva vida!
Y colorín colorado, ¡este cuento se ha terminado!...
Este cuento se llama “Espejo, espejo” y su autora es la Psicoterapeuta Melinda Reinicke. Así como en las parábolas, podemos aprender mucho con éste relato.
-       A veces somos como la Princesa: Hemos creído a las mentiras de los gnomos. ¿Cuáles mentiras? Mentiras como: “si cumples con el estereotipo de moda entonces eres bella y aceptada”. “Si tienes determinado grado de preparación académica entonces eres respetada y valiosa”. “Si cumples con el status requerido, si usas las marcas más caras… etc. De manera que si ya tienes  arruguitas, si no tienes tus uñas de moda, tu bolsa de marca, y tu cuerpo no es como el de Barbie, te sientes toda una Sra. Gnomo, cuando en realidad todas somos Princesas, porque somos hijas del Rey de Reyes.
Obviamente que es bueno tener cuidado de la apariencia y prepararse lo mejor posible. El detalle es no pretender “agregarse valor” por medio del uso de cosas externas y costosas. El valor de una persona está en su interior, en su corazón. La Biblia dice que las obras de Dios son “Formidables y maravillosas”. Tu eres la obra maestra de Dios: formidable y maravillosa.
-       ¿Quiénes han sido los “gnomos” en tu vida?
Es lamentable pero cierto que hay  mamás y papás que han dejado cicatrices dolorosas en el corazón de sus hijos con alguna palabra hiriente.
Los expertos dicen que a veces los cuentos nos llevan a “internalizar” algunos conceptos. Cuentos  como el de “Blanca Nieves” pueden promover el  mensaje de que ella era bella básicamente porque era blanca. Con la actitud de la madrastra es posible captar un mensaje oculto: hay que estar pendiente de ser la más bella pues solo una puede serlo, y cuando hay otra más bella, hay que odiarla y acabarla. Hay mujeres que no pueden evitar compararse con otras y cuando piensan que otra mujer es más bella pierden su paz, aparecen los celos, y terminan odiando a esa otra mujer.
Los apodos de nuestros compañeritos en la escuela o comentarios imprudentes sobre nuestra persona marcan nuestra autoimagen
La violencia psicológica dentro del matrimonio y el menosprecio no deja marcas visibles pero si heridas y cicatrices muy profundas en el alma.
Los mensajes de la sociedad y nuestro entorno nos presionan a cumplir con sus estereotipos, y la mercadotecnia puede brindarnos una falsa satisfacción o hacernos sentir muy inseguros.
-       Los gnomos, que en realidad eran hadas, habían olvidado su verdadera naturaleza. Habían caído bajo el hechizo del “Mago”. Recordemos quien es el padre de la mentira y no olvidemos nuestra verdadera naturaleza: Todas somos princesas.

          "NO BAJES LA CABEZA, TU CORONA PODRÍA CAERSE"


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